Luego de tanto tiempo y sufrimiento causado mutuamente, Dios nos ha dado la oportunidad de reencontrarnos en un nuevo amor. Un amor puro, rejuvenecido. Pero sobretodo, esta vez es un amor pactado, bendecido y sellado por Dios.
Aun cuando el amor tiene un poder inmensurable sobre nuestras vidas y
relaciones interpersonales; no solamente del mismo nos podemos anclar,
pretendiendo así que nuestras relaciones y sobretodo el matrimonio, sean
exitosos. Una de las más grandes revelaciones a la cual he sido privilegiado
desde mi regreso a los caminos del Señor es, para que toda aquella relación
significativa en mi vida sea exitosa y duradera, debo siempre acordarme del
compromiso contraído inicialmente.
Nuestro
pacto matrimonial se puede mantener gracias al poder y la promesa que ha
depositado Jehová sobre el hombre y la mujer.
La palabra compromiso se deriva del término
latino compromissum y se utiliza para describir a una obligación
que se ha contraído o a una palabra ya dada. Por ejemplo: “Mañana a las
cinco de la tarde paso por tu casa, es un compromiso”. En ocasiones, un
compromiso es una promesa o una declaración de principios...
Todas nuestras
relaciones interpersonales, ya sea el matrimonio, nuestra relación de padres,
nuestra relación de hijos, nuestra relación profesional, atravesaran por
momentos difíciles, en donde tu nivel de compromiso para con estas será esencial
para salir airoso de los mismos, y así devolver la integridad a la relación. Durante
los momentos difíciles que todos atravesamos en el matrimonio, la clave es
volver y restablecer ese compromiso inicial que hicieras al Señor.
Nuestro
pacto matrimonial se puede mantener gracias al poder y la promesa que ha
depositado Jehová sobre el hombre y la mujer. Por ello, nuestro pacto
matrimonial es la promesa, nuestra declaración de principios, de que nos
someteremos a la voluntad y al orden del Padre, quien sabrá que herramientas y
conocimientos brindar, para que nuestro matrimonio no caiga en la garras del
enemigo.
Cuando las
aguas aparezcan más turbias, cuando parezca que la luz mengua entre las
tinieblas, es ahí donde usted habrá de volver a la palabra, porque ahí yace la
respuesta y la promesa de su Dios. Varón, sacerdote de tu casa; acuérdate siempre
de esta palabra: 7"Por eso dejará el hombre a
su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8
y los dos llegarán a ser un solo cuerpo." Así que ya no son dos, sino uno
solo.9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no
lo separe el hombre. Mateo10:7-9
Vuelve a él, y el
compromiso, y tu matrimonio habrá de siempre de triunfar!
Si has
tenido la oportunidad de leer nuestros testimonios; pero muy en especial el de
mi esposa, te daráscuenta que la
oración es la fundación que dará realización y estructura a toda acción
dirigida a la restauración de tu matrimonio. Sin lugar a dudas es mucho más
fácil decirlo que hacerlo. Puede usted preguntar a mi amada esposa Deborah, y
ella le dará testimonio de las innumerables ocasiones en que ella clamaba a
Dios por mi vida y salvación, mientras más yo me hundía en la perdición de mis
pecados.
La oración, el clamor y las
lagrimas que hoy derramas sobre tus sabanas, cada vez que te arrodillas,
no solamente lo(a)protegerán...
De igual
manera ella podrá relatarle, como mientras sufría la decepción de todos mis
actos pecaminosos, y mientras menos ella deseaba clamar e interceder por mi
vida ante el Todopoderoso; en esos mismos instantes, Dios demandaba de ésta
mayor intercesión y declaración de palabra de salvación sobre mi vida. Usted
mujer u hombre, habrá de preguntarse, ¿Cómo puedo o podré yo clamar por la
salvación y vida de alguien que se empeña en vivir una vida de pecado? ¿Cómo
puedo declarar palabra de salvación sobre un hombre o una mujer, que mientras
más clamo e imploro a Jehová por su vida; con mayores fuerzas e ímpetu aparenta
hundirse en la perdición? Sencillamente toda las respuesta de parte de Jehová,
serán reveladas a ti bajo ese momento de oración y clamor.
El enemigo reconoce que dada la voluntad de Jehová sobre el matrimonio y
la relación, el Diablo habrá de perder su batalla y
toda autoridad...
La Sabiduría de Dios, sobrepasa todo nuestro entendimiento. Lo primero que
debemos de aceptar y hacer parte de nuestro DNA, es que Dios sabe todo lo que
habrá de ocurrir y en el momento exacto que habrá de ocurrir. Nuestra
responsabilidad es tener plena Fe y convicción de que todas sus promesas habrán
de cumplirse en el momento perfecto.
¿Por qué Dios habrá de insistir en
que ores, intercedas y declares palabra sobre la vida de alguien que
continuamente te paga con decepción, negación, rebeldía y traición?
Como mencionara anteriormente, no
quede duda alguna de las promesas que el Todopoderoso ha declarado para tu vida
y tu familia. Con esto en mente, es muy importante que reflexiones en lo que
habré de comunicar. Las batallas por la restauración de los matrimonios
se hacen mucho más agudas cuando la bendición que habrá de
derramar el Todopoderoso sobre la relación, una vez restaurada, es
poderosa. Lo que estoy tratando de decirle es, "lo que viene para ti
y tu pareja es sobrenatural".
Llegara el día en que lo(a)
veras redimido ante los pies del salvador.
Los planes que Dios tiene para contigo
y tu pareja son muy especiales. El nivel de bendición que ya el Señor
ha estipulado para con ambos es incomprensible para la mente humana. El
enemigo reconoce que dada la voluntad de Jehová sobre el matrimonio y
la relación, el Diablo habrá de perder su batalla y
toda autoridad sobre esa persona por la cual tú clamas y oras. Es por
ello que el enemigo no perderá tiempo en ejecutar todo tipo
de obstáculo y patraña, tratando de imposibilitar que
tal bendición se formalice sobre tu pareja y relación.
Por tales razones es que Dios demanda
tal compromiso y nivel de intercesión de tu persona. Tu pareja, ese o esa que
ha abandonado el hogar; aquella o aquel que ahora te trata con rencor y
desprecio. Aquel o aquella, que está viviendo sus días sumergido(a)
en la esclavitud del pecado. Llegara el día en que lo(a) veras redimido ante
los pies del salvador. La oración, el clamor y las lagrimas que hoy
derramas sobre tus sabanas cada vez que te arrodillas, no solamente
lo cubrirán y protegerán en su camino por las tinieblas,
llegara el día en que lo(a) veras redimido antes los pies del Salvador, en
donde será lavado de todo su pecado.
Porque tengo yo tal certeza de ello. Porque así fue que volví yo a los pies de Jesús!
Llevaba varias semanas meditando
sobre mi relación con el Señor, y la manera en que mi vida ha sido transformada
desde mi reconciliación con él. La gran mayoría de las veces nos arrodillamos a
orar, y clamamos al Padre Celestial por todas aquellas cosas o situaciones que
nos atormentan, y que sin lugar a dudas necesitan ser rectificadas en nuestras
vidas.
Hace unas noches atrás, en mi
lugar y momento de intimidad con el Padre, hice una pausa a mis peticiones. Entonces
me pregunté, ¿Porqué continuo solicitando favores del Señor, cuando el ya ha
bendecido mi vida de gran manera? ¿Qué estaba haciendo yo que se podía
considerar tan especial, para recibir la continua bendición del Todopoderoso?
Me di cuenta de que ya Dios había conquistado mi corazón. Me di cuenta de que
ya el Todopoderoso había hecho cosas en mi vida, que jamás ningún hombre o
entidad eran capaces de hacer por mí. El me devolvió el amor a mi vida. Me
devolvió a mi familia. Me devolvió mi casa. Me devolvió la confianza de toda mi
familia. Pero sobre todo, Jehová me ha devuelto la salvación.
Me
di cuenta entonces, de que era el momento de darme a la tarea de conquistar el corazón
de Dios.
Desde ese momento, mi oración
cambió de ser una constante solicitud, a una de adoración, y agradecimiento. Ahora
pido a Dios la oportunidad de poder conquistar su corazón. De que me permita de
su fortaleza para hacer todo aquello que éste demanda de mí. Que me permita la sabiduría,
para dirigir a mis hijos y futuras generaciones hacia el camino de la salvación,
y que en el permanezcan por futuras generaciones.
Dios ha sido más que bondadoso y
misericordioso, ya que ha permitido múltiples abundancias en nuestra vida. Aún
y cuando lo hemos despreciado.
Haz una lista, con 2
columnas. En una enumerarás todas aquellas cosas que Jehová ha hecho por ti,
desde que tienes uso de razón. En la otra, enumera aquellas cosas que has hecho
tú, por tú Dios. Con gran posibilidad tu lista quedará muy corta…
Hoy debe comenzar una nueva fase,
en tu relación con Jehová. Proponte pagar a Jehová, toda la bendición provista
desde tu nacimiento. Haz una lista, con 2 columnas. En una enumerarás todas
aquellas cosas que Jehová ha hecho por ti, desde que tienes uso de razón. En la
otra, enumera aquellas cosas que has hecho tú por tu Dios. Al igual que este
servidor, con gran posibilidad tu lista quedará muy corta en comparación.
Hoy, yo he decidido hacer mi
prioridad, deleite y único propósito sobre esta tierra, conquistar el corazón de
mi Dios. Es mucho el trabajo que tengo por hacer, porque ha sido mucho lo que
me ha bendecido nuestro Dios. Pero con deleite y alegría lo haré.
Estas
Tu en la disposición de Conquistar el corazón de Dios?
Mujer! No prestes oído a las voces contrarias, ni a lo que tus ojos físicos ven. Por años veía que mientras más oraba por mi matrimonio, más lejos estaba de ver su promesa hacerse realidad. El Señor me decía y me llevaba a esa palabra de Habacuc 2:3: "Hija, aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará". Dios quiere restaurar tu hogar, no dejes de creerle, Él tiene el poder y la última palabra. Sigue parándote en la brecha, sigue orando, sigue intercediendo, sigue ayunando. Dios te honrará mujer de fe y de autoridad!! PELEARÁS CONTRA TODO GIGANTE QUE SE LEVANTE EN CONTRA DE TU MATRIMONIO, Y CON SU ESPÍRITU Y EN SU NOMBRE, VENCERÁS!!!!
En qué punto, lo que fue diseñado por Dios para
permanecer como una sola carne, se convierte en una relación de dos extraños? Aprendí, por experiencia propia, que ocurre, cuando
le abrimos la puerta al egoísmo, y al “yo” que solo busca satisfacer su propia
necesidad, ahoga ese amor perfecto
creado por Dios del que habla 1Corintios 13: “que no busca lo suyo, es benigno,
no se envanece, nunca deja de ser”….pero nunca es tarde para un nuevo comienzo,
para retomar la esencia de ese amor del primer día. Es necesario cultivarlo, es
un trabajo de día a día. Nuestro Creador nos dejó un manual de instrucciones
por medio del cual podemos caminar seguros, y encontrar todas las respuestas a
nuestras interrogantes, ese manual, esa guía, es su Palabra!! Dios puede restaurar tu relación. Qué hace
falta? Un corazón dispuesto. Aún si ves
que tu pareja no está dispuest@, comienza por ti. No le pidas a Dios que l@ cambie, comienza por cambiar tú. En la medida
en que tu vida comience a ser transformada, por medio de tus frutos, y tu
testimonio, el amor, la misericordia y el perdón de Dios le alcanzará!!
Mi testimonio Por: Israel Acevedo Ya han transcurrido varios meses
desde mi reconciliación con el Señor. Desde ese mismo instante que decidí abrir
nuevamente las puertas de mi corazón a Jesús, la gracia y las bendiciones del
Todopoderoso no han cesado de tocar a las puertas de mi vida. Sin lugar a
dudas, soy un hombre nuevo en Cristo. Gracias a ello, a su dirección,
fortaleza, sabiduría y misericordia, hoy soy un mejor siervo, hijo, un mejor
padre, pero sobretodo, soy un Mejor Esposo….
Estas son mis amadas. La Reina de mi corazón, Deborah, y
la princesa de nuestra vida, Andrea.
Deborah y yo nos conocemos desde
muy jóvenes. Luego de juntos estudiar la gran parte de nuestros años de
secundaria, logramos coincidir unos 5 años después de habernos graduado. Para
aquel entonces, ambos ya habíamos fracasado en nuestros respectivos matrimonios.
Con gran naturalidad y rapidez, Deborah y yo comenzamos una relación íntima. No
tomó mucho tiempo para que ambos decidiéramos compartir un mismo techo. Meses
después, ya nos enfrentábamos a la realidad de que en su vientre se gestaba el
fruto de nuestra relación intima. No cabe duda que eran momentos muy felices en
la vida de ambos. Más sin embargo, fue el comienzo de la decadencia de nuestra
relación.
A mi vida se presentó la
oportunidad de un nuevo trabajo en el área de la publicidad. Tal plaza demandaba
mucho tiempo de mi persona, (tiempo que sacrificaba de mi familia) y de igual
manera, mucho tiempo en la calle.
Génesis de mi perdición
La accesibilidad al alcohol, el
dinero y las mujeres, entre todos los placeres carnales que brindaba la calle a
mi carne, rápidamente consumieron toda forma de decencia, respeto, integridad y
fidelidad para con mi esposa y familia.
En mi primer matrimonio sufrí la
decepción de un adulterio. Tras tal experiencia, comencé con un hábito de
fornicación exagerado. La decepción sufrida en aquella primera relación
significativa en mi vida, me hacía de la idea de que con cada mujer que me
acostaba, me desquitaba de lo que me habían hecho. Qué manera tenía yo de
justificar mi adicción al sexo.
Que engaño había plantado el enemigo en mi cabeza.
Era evidente como el diablo comenzaba a manipular y destruir mi vida.
Con cada día que pasaba, más me
hundía en un mundo de fornicación desenfrenado. Ya era muy evidente para
Deborah mi infidelidad, con tantas noches en la calle,
y excusas irrazonables que formulaba a cada una de sus
interrogantes. Rápidamente el desprecio, la insensibilidad y un odio se
apoderaron de mí, y por ende nuestra relación sucumbió. Por primera
vez abandoné a mi mujer, mis hijos y mi casa.
Rápidamente me envolví en
un sinnúmero de relaciones, de las cuales ninguna se basaba en
verdadero amor. Imagínese, que si no existía respeto para la
persona a quien verdaderamente amaba, (Deborah) que respeto o sentido de
compromiso podía yo tener para alguien a quien no tenia afecto.
Durante esa etapa de nuestras
vidas, Deborah y yo nos envolvíamos en unas batallas increíbles.
En múltiples ocasiones nos maldecimos el uno al otro.
Nos declarábamos odio con cada discusión que pudiéramos tener.
Aun y con todas esas batallas, yo no podía dejar de estar pendiente
de ella.... Varios años pasaron, en donde más me sumergí en ese
mundo irreal de la fornicación, el alcohol y hasta la prostitución.
Una vez alejado de la industria
de la publicidad, mis andadas en la calle cesaron. El no estar envuelto con la
clase de personas y el mundo que los envuelve, me permitió reflexionar, y
de tal forma abrió las puertas para que Deborah y yo,
nos reconciliáramos nuevamente. Pensaba yo, que ya estaba cansado de
alborotar en las calles, y que el bienestar de mi hija y mi casa, eran mucho más
importantes que lo que la calle podía ofrecerme. Para ese entonces,
Deborah ya había tenido su primer encuentro con Dios, llegando a
entregar su vida al Salvador. De cierta manera
me sentía feliz por ella. Personalmente, a los 14 años había
entregado mi corazón a Dios, y aun en mi ignorancia de aquella etapa
de mi vida, sabía que era una experiencia y sensación sin
igual.
Para aquel entonces, tenía la
dicha de poder trabajar desde la comodidad de mi casa,
y así compartir de gran manera con mi pequeña Andrea.
Deborah, en el entusiasmo de su reciente conversión al evangelio, pasaba
la gran parte de su tiempo en la iglesia; cosa que a mí me incomodaba al
principio. Esa fue la puerta que le abrimos al Diablo, para atacar nuevamente
nuestra relación, y destruir nuestro hogar nuevamente.
Nuevamente comenzaron las
batallas en el hogar, Mientras estaba solo, trabajando desde el hogar y
compartiendo con mi hija una vez salía del colegio, todo marchaba con
naturalidad en la casa. Tan pronto Deborah llegaba a la casa de su trabajo, el
Diablo no perdía oportunidad alguna para traer consigo reyerta,
desasosiego, odio y destrucción. Al cabo de un poco mas de 6 meses de
casados, Deborah y yo, volvíamos a separarnos, solo para unos
meses después divorciarnos.
Inmediatamente volví a
caer en mi adicción sexual. Si en un pasado mi hambre por la carne,
la fornicación, las depravaciones sexuales eran fuertes, en
esta ocasión se hacían insaciables. Para entonces, todo
mi interés era buscar mujeres para intimar sexualmente y así,
tratar de apaciguar mi apetito sexual. No importaba el lugar, la hora,
el día, la noche, ni tan siquiera el país, mi cacería era
incesante.
Mis andadas hirieron tanto a
Deborah, y de igual forma a toda mi familia. El enemigo
se había apoderado de mí de tal forma, que ni tan siquiera era yo
capaz de reconocer como infligía tanto dolor sobre mi familia.
Mientras más Deborah y mi madre oraban por mí, más me hundía yo en un
abismo que me llevaba directamente y sin escala al infierno. Aun así,
no podía yo dejar de estar pendiente de Deborah...
No solo mi vida era motivada por
la fornicación y deseo a la carne, estaba lleno de odio, de ira, de
rencor. No había momento en la calle en que yo no vacila buscar la
contienda con alguien. Cuando me cortaban el camino en la carretera, la
ira invadía todo mi ser, y me movía iniciar la
contienda física con cualquier hombre en la calle. Pero
Dios, comenzó a hablar a mi corazón.
Mi vida se llenaba de soledad.
Nadie compartía conmigo ya. Parecía que todos me sacaban
el cuerpo. Comencé entonces a decaer en mi capacidad sexual. Ya no
contaba con la misma virilidad. Todos los días me daba cuenta de
que no tan solo hacia el mal. Sino que todo lo que hacía no tenia
significado, ni sentimiento alguno. Por más que trataba de enamorarme de otra
mujer, no lograba conexión alguna con ninguna. Eso lo
odiaba. Quería yo dar comienzo a una nueva vida y familia. Lloraba en
mi carro a todo momento. Mi corazón se hacía sublime a la presencia de
Dios, pero yo no le permitía que entrara. Dios no se cansaba,
no perdía oportunidad alguna para hacerme un acercamiento. Yo sabía
que la única salida; la única manera posible yo poder
solucionar todo era a través de Dios, pero no le daba la oportunidad.
Decidí solicitar a Deborah
una nueva oportunidad. Habíamos discutido esa posibilidad
unos días antes. Estaba yo muy seguro de que así me
la daría. Para mi sorpresa, ella entonces me anunciaba
que habría de comenzar una nueva relación con otra persona,
y que se daría la oportunidad con ella. Mi vida se desplomo en
ese momento. Finalmente Deborah decidía rehacer su vida con otra
persona, en el momento que yo mas deseaba enmendar mi relación con
ella.
Finalmente sucumbí. Tanto
Deborah, como mi hija, parecían estar muy a gusto con la nueva relación a la
cual Vivian. Aun y cuando odiaba la idea de ello, y sentía que perdía al
amor de mi vida y a mi hija para siempre, entendí que era lo mejor para ellas
entonces. Me sentí chiquitito, me sentí, menos hombre. Me sentí todo un
fracasado de la vida. Ya tenía que acostumbrarme a la idea de que ya no había
posibilidad de volver a mi amada.
No me quedaban fuerzas ya para
pelear. Lloraba en la intimidad de mi habitación si cesar. Fue entonces ahí,
que sentí nuevamente la voz, muy dentro de mi corazón, y decía: "vuelve
a mi Israel. Mucho tiempo has pasado peleando contra todo tu solo." Es ya
tiempo de que vuelvas a mi".
Sabía que era Dios quien
nuevamente me llamaba. Esa vez, no vacile en caer sobre mis rodillas y decirle,"Padre por favor sálvame. Sácame
de esta vida que me traga como arena movediza". No tengo más fuerzas para
pelear, y ya no quiero pelear más. Te entrego mi vida para que tú hagas con
ella lo que en voluntad te venga. Solo quiero paz y amor para mi vida".
Ohhhhh Dios! El no vacilo ni un
segundo para apoderarse de mi vida y mi corazón. Inmediatamente la paz de Dios
se hizo sobre mí. Llore, en mi intimidad hasta quedar dormido como un niño. Al día
siguiente, fui a la Iglesia y lo hice oficial ante el altar. Mi madre estaba
feliz. Por años había clamado a Dios por mi reconciliación. Ese día, Dios
contestaba a su clamor.
Días después, Deborah y Andrea
regresaban de vacacionar y de haber compartido unos días en la isla. Ambas
llegaron enfermas, con síntomas de Dengue. Al día siguiente, Deborah me llama
de su oficina para pedirme que recogiera a Andrea en su escuela y la llevaba al
hospital. Arranque de mi trabajo, recogí a mi hija, llegue a sala de emergencia
en donde fue diagnosticada con Dengue. Ya en la tarde, Deborah hacia su entrada
a sala de emergencia. Fue allí, que cruzamos algunas palabras y nos sonreímos.
Nos habíamos vuelto a sonreír, como solíamos hacerlo cuando por primera vez nos
enamoramos. Mi corazón se lleno de una alegría tal. Acordamos iría a buscar
almuerzo para la nena, y al montarme en mi carro le dije a Dios: “Padre,
si tú me das la oportunidad de poder conquistar el corazón de mi amada
nuevamente. Solo si crees que es prudente y si me brindas el permiso. Yo la
honraré para siempre. No le fallaré. No le faltaré. La protegeré. Pero sobre
todo Padre, si tú haces esto posible mi Dios, alabare tu nombre a los 7
vientos, no importa el lugar, el momento ni la multitud, te serviré y honraré
con todas mis fuerzas.”
Dios escucho mi clamor, y honro
mi petición. Dios me devolvió el Amor, la paz, mi familia y mi casa. Pero sobre
todas las cosas me devolvió a él. Me devolvió al camino de la vida, de la
felicidad, del amor, de la honra, de la fe.
Hace mes y medio, Deborah y yo,
volvimos a casarnos. Esta vez nuestra unión fue perfecta. Fue pactada y sellada
con la bendición y toda la aprobación de Dios.
A ti mujer, quien tienes la
oportunidad de leer éste, mi testimonio; te digo, no dejes de clamar a Dios por
tu pareja, por tu amor. Si al igual que yo, fielmente crees que Dios escogió y
destino ese hombre para ti, y en estos momentos a tu lado no se encuentra, no
dejes de clamar y declarar la palabra de Jehová sobre su vida. No importa el
tiempo, las circunstancias, el proceso. Dios te brindará la victoria. No
entregues la llave de esa vida al enemigo. El tratará de arrebatarte las llaves
de esa vida. Pero nunca las entregues. Esas llaves de la salvación y redención de
tu pareja te las otorga Dios, para que tú proclames la victoria y la bendición de
Jehová, sobre tu pareja, tus hijos, familia y futuras generaciones.
A ti hombre te digo: “Entrad
por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos son los que caminan por ella; 14 porque estrecha
es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan. Mateo 7:13-14
La calle, sus placeres, la fornicación
son el camino a una vida de destrucción. A una vida sin amor. Vuelve a tu amor
puro. Al amor que Dios separo para ti con todo el cuidado y detalle del mundo. Honra
tu casa, tu familia, tu esposa y tus futuras generaciones con tu presencia. Protégelos.
Hónralos. Ámalos. De tal manera, honraras a Dios.
Dios los bendiga. ¡Deborah,
Andrea y este servidor, los amamos!
Sabes que mientras más lejos veía la restauración de
mi hogar, más me levantaba a interceder y desatar una palabra de vida. Era la
única forma de ver lo que creía en fe. Claro, hubo momentos y tiempos, en que
en mi humanidad me desanimaba y le decía al Señor “hoy no quiero orar por él,
sabes que me hirió y tengo mucho coraje”.Para qué fingir, si Dios nos conoce mejor que nosotros mismos? Luego de
un periodo de silencio, de berrinches y desahogo, el Señor volvía a animarme a
que me levantara, levantara mis armas, y volviera a la batalla.Sabemos que sin batalla, no hay victoria, y
ya Él me la había entregado, pero era necesario que yo también accionara, e
hiciera mi parte.
El cumplimiento de esta promesa tomó cinco años
(o un poco más). Al
final, inclusive estaba decidida a dejar todo atrás. Pero aunque nosotros nos
cansemos o podamos desistir, Dios no olvida sus promesas, es fiel, y la palabra
que Él te da, se va a cumplir, inclusive por encima de nosotros mismos si es necesario!!
Recuerdo que mi esposo vivía en casa de sus papás, en
el mismo complejo de apartamentos, y cuando venía a pasear a los perros (que
actualmente tenemos), lo que para muchos sería una locura, pero Ezequiel 37 nos
dice: “que tenemos que declarar vida sobre todo lo que esté muerto o seco, porque
por medio de lo que declaramos es que obtenemos bendición o maldición, pues la
palabra que declaramos tiene poder!!! Y así lo hice, y me paraba por la ventana
del cuarto de oración, y sin él saberlo, comenzaba a declarar una palabra de
vida sobre él. Me montaba en tribuna y con autoridad declaraba: “Israel, en el
nombre de Jesús te digo, que eres un siervo de Dios, que en ti hay vida y no
muerte, que el ángel de Jehová te acosa, y tu corazón es quebrantado, que tu
mente y tu espíritu están atados a la mente y el Espíritu de Dios, que eres
libre, predicador de su Palabra, que toda atadura se rompe por el poder de su
Palabra, y su sangre te limpia y te redime, que el enemigo retrocede ante la
Presencia de Jehová de los Ejércitos…y así día tras día, oración tras oración,
reclamaba las promesas de Dios para mi vida y mi casa. Dios nos capacitó, nos
dio las herramientas y la autoridad para vencer. Por eso, no podemos rendirnos!
Aun si toma más tiempo del que esperas. Esa palabra que se creyó y se declaró
en fe, se hizo visible en lo natural. Qué estamos declarando?
Puede el enemigo robarnos algo que NO nos ha dado? No.
Por eso intenta robarlo, destruirlo, NO lo dejes! Arrebata tus hijos, tu
matrimonio, tu salud, tu familia, tus finanzas, tus generaciones y todo lo que
por heredad te pertenece. Hoy desato una palabra de vida y bendición sobre tu
vida, y declaro en el nombre de Jesús que todo lo que ha estado muerto o seco,
vivirá! Que hoy recibes restauración, libertad, y sanidad!! Dios te bendiga!!!
El sueño de toda mujer es que su
matrimonio sea para toda la vida. Ese
también fue mi sueño. Pero, qué ocurre cuando la crisis matrimonial toca a la
puerta? La realidad es que nadie está exento.
Claro, hoy comprendo cosas que antes
no comprendía, he madurado, aprendido, y crecido a lo largo de los procesos. Yo acepté al Señor en abril de 2006, y a
partir de ese momento le entregué mi barca, pero quiero decirte que a pesar de
eso, Dios permitió el desierto en mi vida, para hablar a mi corazón y demostrarme
que nuestras vidas, así como nuestros tiempos, están en sus manos!!!
Yo tuve un primer matrimonio y de
esa relación nació mi hijo mayor que hoy día es todo un hombre de 21 años, del
cual me siento muy orgullosa, un hombre de bien. A causa de la infidelidad ese
matrimonio culminó en mi primer divorcio. Y al cabo de dos años comenzó la
historia con mi amado esposo. Estudiamos
desde la escuela intermedia juntos, éramos amigos, pero cada cual tomó su rumbo.
Nos re-encontrarnos en una reunión de la clase, y comenzamos a compartir. Recibió
en su vida con mucho amor y cuidado a mi hijo de 3 años, como si fuera suyo, y
comenzamos a convivir. Quisiera escribir detalle a detalle cómo transcurrieron
nuestras vidas, pero voy a ser lo más breve posible para enfocarme en lo que es
nuestra restauración y lo que el poder de Dios es capaz de hacer en aquello que
parece ser el final y no tener esperanza, ni solución. El resto lo dejamos para
cuando con la ayuda, favor y misericordia de Dios, si así lo permite podamos
escribir nuestro primer libro para su Gloria!
Israel y yo tuvimos una relación de 16
años. El Señor nos bendijo con nuestra hermosa hija, y princesa de Dios. Al
cabo del tiempo, comenzamos a tener diferencias, discusiones, tormentas
fuertes, donde los vientos recios comenzaron a azotar con fuerza. No podemos
ignorar, que Satanás vino para matar, hurtar y destruir. Su plan es destruir
las familias. El enemigo sabe que el varón es constituido por Dios, y en su
representación, sacerdote del hogar. Si logra sacar al sacerdote del hogar,
habrá destruido una familia.
Debido al tipo de trabajo que mi
esposo tenía y el acceso directo a tantas cosas, no tardó mucho en presentarse
la infidelidad. Yo comencé a deprimirme, mi autoestima se había afectado, llegó
la desesperación, el temor, el coraje, la frustración, la separación emocional,
y luego la física. No solo nos separamos una vez, fueron varias, y en ese
círculo de inestabilidad nos mantuvimos durante mucho tiempo. Finalmente, en agosto
de 2008 nos divorciamos. Fueron cinco años de una relación no muy amistosa que
digamos. Yo seguía luchando, ayunando, orando y clamando a Dios por su vida, para
que esas ataduras de fornicación, rebeldía, entre otras, se quebrantarán. Tengo
que decir, que mientras más oraba y ayunaba, peor lo veían mis ojos físicos. La
victoria me había sido entregada aquel día de enero, cuando a las 3:33 de la
madrugada había librado una batalla por su vida con el enemigo, pero en lo
físico mis ojos aun no lo veían. Era cuando más discutíamos, cuando más salía
con “amigas”, cuando más me decía que me odiaba, que nunca volveríamos, cuando
más me miraba con desprecio. Sin embargo, a pesar de todo, se mantuvo pendiente
de mí, aun cuando decía que era solo por ser la madre de su hija.
No puedo responsablemente y en
transparencia, hacerlo a él, el único responsable. Yo tuve mi parte de
responsabilidad. Yo no conocía el orden del Señor como hoy lo conozco. No fui
una esposa del todo sabia. En aquellos tiempos tenía mi carácter a flor de piel
y si me ofendía o lastimaba, yo lo lastimaba y le ofendía. Si me alzaba la voz,
yo le alzaba la voz. Aun cuando estaba herida, no era excusa para no honrar a
mi esposo como el sacerdote del hogar. Se trataba de querer tener la razón y ganar.
El orgullo era grande. Fui una mujer rebelde y de un carácter muy fuerte. Y…si
no podía someterme a mi esposo que veía, cómo podía someterme a Dios a quien no
veía? Un poco antes de que mi esposo y yo comenzáramos a ser restaurados por
Dios a finales de julio de 2013, había comenzado a compartir y relacionarme con
una persona. Yo había perdido en un momento la fe en que mi matrimonio se
restauraría, y a pesar de haber permanecido sola todo ese tiempo, había
decidido darme la oportunidad. Mi esposo dice, que en ese momento fue que su
desesperación se hizo presente, y su corazón se destrozó. Le pidió a Dios una
sola oportunidad para recuperar el tiempo perdido y rectificar sus acciones. Durante
mucho tiempo me vio segura y pensó que nunca su seguridad se vería amenazada. Me
confesó luego que en su interior pensó que yo no
volvería. Mas Dios nos
concedió una nueva oportunidad a ambos.
No, no soy perfecta, ni estuve exenta de equivocarme y caer en desobediencia. Eso ocurre cuando comenzamos a caminar en nuestra voluntad e ignoramos la voz y la voluntad de Dios. La transparencia y el arrepentimiento genuino es algo fundamental y muy importante, pues a Dios no lo podemos engañar. Podría justificarme luego de todo lo que tuve que vivir, y no asumir responsabilidad por mi parte, culparlo 100% a él, pero no es así, no sería honesta, ni responsable. En amor y honor a ese Dios maravilloso que me sacó de donde me sacó, me restauró, restauró a mi esposo y mi hogar tengo que ser agradecida y transparente. La verdad, es la puerta a una vida agradable a Dios que nos liberta y nos concede paz y orden en lo que Dios ha hecho nuevo. Poder reconocer nuestros errores, compartirlo con nuestra pareja, nos permite perdonar, sanar, renunciar al pasado y poder comenzar en cero. Nos brinda satisfacción, paz y tener delante de Dios un corazón correcto y sincero.
La realidad es que cuando Dios
establece un plan para nuestras vidas, y ha destinado quien ha de ser tu
esposo(a) conforme a su propósito desde el principio de los tiempos, no hay
diablo que pueda impedirlo. Su restauración va por encima
de todo plan de destrucción. Para Dios no hay nada imposible! Dios tiene el
poder de hacer todas las cosas nuevas. Él recompensa nuestra fe, nuestro
corazón, nuestra oración y perseverancia. Que el proceso es fácil, no, el
tiempo de espera, tampoco. Pero no podemos rendirnos y dejar de pelear por
nuestras familias. El enemigo no descansa en sus maquinaciones, y nosotros
tampoco podemos descansar en nuestras oraciones y clamor a Dios. Toda oración
que está alineada a la voluntad perfecta de Dios es contestada en el tiempo
perfecto. Una mujer que ora e intercede incesantemente por su familia, es una
saeta en el mundo espiritual capaz de arrebatar su bendición y destruir toda
obra del mal en el nombre de Jesús. Mujer virtuosa, Dios te dio las
estrategias, herramientas y autoridad para vencer en su nombre. No te detengas!
El proceso duele, pero CRÉCETE a través de él como la guerrera que eres. Mi
esposo y yo llegamos a divorciarnos, y nos costó cinco años que Dios trabajara
con cada uno de forma individual. De las ruinas, Dios levanta matrimonios
nuevos. Tenemos que abrir las puertas de nuestro hogar y matrimonio al Señor
para que esté cubierto por Él, guiado por Él, en una unión de tres (Dios, tu
esposo y tú), siempre como base.
Hoy yo veo mi hogar y matrimonio
restaurado, mi esposo le sirve al Señor, y podemos dar fe y testimonio de que
Dios hoy sigue restaurando matrimonios. Sigue libertando hombres de las ataduras
de la fornicación, adulterio, adicción, depresión, de las calles. Luego de cinco años, nos casamos por segunda vez, el pasado 21 de diciembre de 2013. Un nuevo pacto sellado por Dios!!
Si Dios lo hizo en nuestras vidas,
no pierdas la fe, lo puede hacer también en la tuya. No te enfoques en el
proceso, enfócate en el final en la promesa, así como Jesús no se enfocó en la
Cruz, sino en la resurrección y Salvación del mundo! Y recuerda que nuestras
vidas y tiempos están en sus manos! Que
Dios te bendiga! Deborah Figueroa.
Proverbios 14:1: “La mujer sabia edifica su casa, más la necia con sus
manos la destruye”.