Aun cuando el amor tiene un poder inmensurable sobre nuestras vidas y
relaciones interpersonales; no solamente del mismo nos podemos anclar,
pretendiendo así que nuestras relaciones y sobretodo el matrimonio, sean
exitosos. Una de las más grandes revelaciones a la cual he sido privilegiado
desde mi regreso a los caminos del Señor es, para que toda aquella relación
significativa en mi vida sea exitosa y duradera, debo siempre acordarme del
compromiso contraído inicialmente.
Nuestro pacto matrimonial se puede mantener gracias al poder y la promesa que ha depositado Jehová sobre el hombre y la mujer.
Nuestro pacto matrimonial se puede mantener gracias al poder y la promesa que ha depositado Jehová sobre el hombre y la mujer.
La palabra compromiso se deriva del término
latino compromissum y se utiliza para describir a una obligación
que se ha contraído o a una palabra ya dada. Por ejemplo: “Mañana a las
cinco de la tarde paso por tu casa, es un compromiso”. En ocasiones, un
compromiso es una promesa o una declaración de principios...
Todas nuestras
relaciones interpersonales, ya sea el matrimonio, nuestra relación de padres,
nuestra relación de hijos, nuestra relación profesional, atravesaran por
momentos difíciles, en donde tu nivel de compromiso para con estas será esencial
para salir airoso de los mismos, y así devolver la integridad a la relación. Durante
los momentos difíciles que todos atravesamos en el matrimonio, la clave es
volver y restablecer ese compromiso inicial que hicieras al Señor.
Nuestro
pacto matrimonial se puede mantener gracias al poder y la promesa que ha
depositado Jehová sobre el hombre y la mujer. Por ello, nuestro pacto
matrimonial es la promesa, nuestra declaración de principios, de que nos
someteremos a la voluntad y al orden del Padre, quien sabrá que herramientas y
conocimientos brindar, para que nuestro matrimonio no caiga en la garras del
enemigo.
Cuando las
aguas aparezcan más turbias, cuando parezca que la luz mengua entre las
tinieblas, es ahí donde usted habrá de volver a la palabra, porque ahí yace la
respuesta y la promesa de su Dios. Varón, sacerdote de tu casa; acuérdate siempre
de esta palabra: 7 "Por eso dejará el hombre a
su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8
y los dos llegarán a ser un solo cuerpo." Así que ya no son dos, sino uno
solo.9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no
lo separe el hombre. Mateo10:7-9
Vuelve a él, y el
compromiso, y tu matrimonio habrá de siempre de triunfar!
Dios Los bendiga!